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Sociedad

Paco Carrasco, jubilado: "Lo peor de la jubilación y la edad es estar en parrilla de salida"

Este sevillano confiesa cómo es vivir con una pensión tras pasar toda una vida trabajando.

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Paco Carrasco tiene 82 años y una energía envidiable. Habla sin rodeos, con ese tono sereno y directo que dan los años vividos sin prisas, pero con mucho trabajo a las espaldas.

Jubilado desde hace más de dos décadas, vive con su mujer en un piso de alquiler en Sevilla, y aunque cree que no le va mal confiesa que ha tenido que reajustarse en esta etapa de su vida. Y es que la jubilación, lejos de ser el paraíso prometido, a veces se parece más a una cuenta atrás.

"Lo peor de la jubilación y la edad, es estar en 'parrilla de salida', con miedo a los males y achaques", confiesa con cierta franqueza. Y no se refiere solo a la salud, sino a esa sensación de estar en espera constante, ya que en esta etapa de la vida, todo lo bueno parece quedar atrás, y lo que viene es, simplemente, resistir.

A sus 82 años intenta disfrutar de la vida.

A sus 82 años intenta disfrutar de la vida.

Paco tiene una pensión que, sumada a los ahorros que fue reuniendo durante años de trabajo, le permite vivir con tranquilidad. No con lujos, pero sin agobios. "Al mes vivo con la pensión y porque tengo 'mi otra ayuda'", dice.

Sin embargo, esa "otra ayuda" no es del Estado, sino de sí mismo: el colchón que ha podido guardar y que ahora le permite pagar el alquiler y mantener cierto respiro en el día a día.

Sin embargo, este sevillano deja claro que "si no tuviera la 'otra' ayuda, sería vivir con dificultades". Porque si bien él y su mujer pueden permitirse una vida tranquila, sabe bien que no todos los jubilados están en esa situación. "Hay pensiones que no llegan ni a 800 euros. ¿Cómo vive alguien así pagando alquiler, luz, medicinas? Es imposible", reflexiona.

Paco representa a una generación que aprendió a no quejarse, a apretar los dientes y seguir adelante. Pero también es un espejo de lo que muchos mayores sienten y no siempre dicen: que la jubilación no es la paz que muchos piensan.

"Por jubilarme antes, me redujeron un 35%, así que he tenido que reajustarme". Aun así, sabe afrontar la vida con fuerza y junto a su mujer tiran hacia delante: "Me he adaptado y disfruto de mi familia, que es lo más importante".

Una vida dedicada al trabajo y su familia.

Una vida dedicada al trabajo y su familia.

Él lo cuenta como es. Sin adornos. Con esa lucidez que sólo tienen los que han vivido lo suficiente como para saber lo que importa de verdad. Y lo que más le importa ahora es tener tranquilidad, que no le falte lo esencial y que su familia, al igual que él, estén bien.

Y es que para ellos envejecer no es el problema. El problema es sentirse invisible. Por lo que recuerda que mirar a los mayores no debe ser un gesto condescendiente, sino un acto de responsabilidad y respeto, igual al que ellos han hecho con nosotros durante toda la vida.